jueves, 28 de agosto de 2014

Quienes me conoce saben de mi tozudez a "mostrarme" en la escritura. Será que el verano ha disuelto, espero que por poco tiempo, la dura realidad de la "razón poética". Ahí va pues, un texto propio.





La simetría instaura su tensión:
es una escena ausente y desdoblada
donde una multitud allí, sin sombra,
compacta en sus retratos
no deja espacio ni punto de fuga,
no abre quiebra alguna entre las miradas
que parecen buscar un horizonte
sobre un alto paisaje.

La imaginación se hace libre entonces
frente a la diversidad de los rostros,
cuando en la variedad de sus posturas
surgen voraces todos los detalles
que, potentes y dispersos, nos piden
convocar la inquietud de lo real
apaciguando así cualquier misterio
en el modo sutil de los colores,
en la vida capaz de las figuras.

Quiénes acaso son, y quiénes somos
en este enjambre de ínfimos retazos
donde vemos perplejos
la historia que se escapa
y a los muertos en ojos de los vivos,
su alma intensa allí, escrupulosamente
tan ausente y tan presa, atormentada,
sabedora de sí y de su conciencia.

Invisible a los sueños
el duelo del pasado y el futuro
deseo de estos tan estrictos rostros
y estos ardientes ojos.

(Políptico de São Vicente de Fora, de Nuno Gonçalves. Lisboa)
(Leon Battista Alberti)
(Miguel Casado)